lunes, 22 de octubre de 2012

Creció.


Y creció… ahora escucha Guns and Roses, Bon Jovi, Aerosmith, U2, etc, etc, etc. Intentó tocar guitarra, ahora, bajo y simula ser una estrella de rock.  Maneja la computadora, y los aparatos electrónicos mejor que yo, es más, el me enseña.
Sus conversaciones son más sensatas, aunque debo reconocer, que el siempre ha sido más maduro que los de su edad.  Sus actualizaciones en el status de su blackberry dejan entrever que sus intereses han cambiado y ¡ni hablar de sus fotos del profile!.
Con su ropa busca encontrar su personalidad.  Converse es todo lo que tiene de zapatos en su closet y por supuesto Vans.  ¡Ya se afeita! y eso no es lo único que ha cambiado…
Me encanta, lo disfruto y lo vivo con intensidad cada momento. 
A veces que estoy en la casa y el pone la música a todo volumen – Gracias a Dios esta nueva generación escucha las mismas canciones que la mía – puedo acordarme de cuando tenía esa edad y siento que el es igual de feliz que yo en esa época.
Me cautiva que se sienta soberano de ser quien el quiere ser, que sea libre mientras se construye.  Procuro darle su espacio y ver en lo que se esta convirtiendo.  Disfruto de acompañarlo y guiarlo, sin dejar de observar sus gustos, preferencias e inclinaciones y respetarlas (en la medida de lo posible).  Eso sí, cuando entro a su cuarto y quiero cantar junto a el alguna de esas canciones que también a mi me gustan, pega cuatro gritos de vergüenza y me pide que por favor ¡no cante más! Claro, esas cosas ya lo avergüenzan.   ¡Ni siquiera en mi carro puedo cantar! me pide que trate de escuchar y mantenerme en silencio, pero se que le encanta que compartamos los mismos gustos. 

Nuestras conversaciones continúan siendo igual en frecuencia –siempre hemos hablado, tanto de mis cosas como de las de él- pero los temas han cambiado.  Sus análisis son distintos y sus percepciones, de distintas situaciones que le han tocado vivir, van madurando.  Comienzo a ver pequeñas cosechas de lo que he venido sembrando.
Su relación con su hermano es profunda, si bien lo molesta el día entero, a medida que crece desarrolla con él su sentimiento de protección y cuidado, como ubicándose cada vez mejor en el papel de hermano mayor que le tocó ser.  Me ayuda a corregirlo, a explicarle los deberes y los cambios que nuestras vidas han tenido.
Siempre ha estado a mi lado,  siempre ha sabido cuando me siento mal, cuando algo me ha preocupado, cuando he llorado y cuando he estado feliz, es que se pasa el día observándome y  “diagnosticándome”, la diferencia es que ahora, usa términos distintos, como de viejo… es que sin duda, está creciendo.

Cuando voy a verlo mientras duerme, me sigue causando la misma ternura de cuando era un bebé, pero reconozco que su rostro ha cambiado. 
…Y es que ya creció y no hay vuelta atrás.  Ya entramos a esa época en la que somos más adultos que niños, en la que se pisa el acelerador y solo nos acercamos a la madurez, la fase de la vida más larga y pesada; la otra, la de la niñez, dura poco y se va rápido.  El mío, mi hijo, ya la esta pasando.   Espero estar, como hasta ahora, en cada paso que él de, en cada decisión que tome, en cada problema y en cada alegría.
No sé si esto de la adolescencia me seguirá gustando más adelante, si la famosa edad del burro me traiga problemas, aunque debo reconocer que ya hemos pasado por cosas nuevas y a veces desconcertantes, pero este inicio, esta pre adolescencia, la estoy disfrutando y agradezco a Dios estar presente para acompañarlo, corregirlo y guiarlo.

En fin, mi hijo, “mi bebé”, ya no lo es más, es un “mini hombre” y el camino ya empieza a cambiar.

lunes, 10 de septiembre de 2012

FAMILIAS RECONSTRUIDAS



Hay conceptos, creencias, ideales de lo que tal o cual cosa “debe” ser, pero a veces la vida nos lleva a formar parte de las excepciones o de lo que supuestamente “no es normal”.
Mi familia es una de esas “diferentes”, soy divorciada y me he vuelto a casar.  Ahora somos 5, con mi esposo gané una hija y se suman a los 3 que ya existíamos, mis 2 hijos y yo.  Soy católica y se las consecuencias de estas decisiones, pero apuesto a la misericordia del Señor, porque creo en este nuevo inicio y El y yo sabemos que es motivado por el amor.

Esta semana es la semana de la familia y creo que las que son como la mía o de alguna manera y por alguna razón, “distintas” merecen también formar parte de esta celebración. 

Había escuchado el término de familias “disfuncionales” y que supuestamente eso somos las que no estamos conformadas por el padre, la madre y los hijos de esa unión.  Este término, desde mi punto de vista, es doloroso, mezquino y de lo más injusto y no por que me caiga directamente, sino, por que no se puede juzgar y menos generalizar; lo disfuncional puede también existir en lo que aparenta normalidad, además, al igual que la familia estándar, hacemos todo para que la nuestra sea la mejor del mundo, llena de felicidad, amor y paz.  

¡Claro que sería increíble que no haya divorcios, que no haya pobreza, ni drogas, ni violaciones, que solo reinara la paz y la alegría!, pero no, el mundo tiene sus dificultades y hay que aprender a vivir en situaciones extremas y sacar lo mejor de ello y si, junto a Dios, Dios no está solamente con los que siguen el camino “normal” y tuvieron una estrella que les hizo sus vidas fáciles y perfectas, Dios también está con los otros.

Pero así como hay términos un tanto duros, también hay otros a los que podemos acudir si queremos tener otra visión de las cosas y continuar.
Gracias a una persona que Dios puso en mi camino, aprendí que mi familia es una familia “reconstruida”, este término me llenó de esperanza y de nuevos ideales, y es que somos distintas al resto, es verdad, pero no menos importantes.

Ser parte de una familia reformada me ha traído grandes desafíos como ser humano.  Es interesante lo que puedes aprender cuando formas parte de una de ellas.  La humildad, la entrega, la paciencia y el amor llega incluso a sobrepasar el límite de lo que practicas con la tuya de sangre,  ¡y es que es fácil amar lo propio!,  el desafío es hacerlo con los nuevos integrantes de tu familia, esos que ahora forman parte de tu vida y la comparten contigo.
Debes abrirte a amar a una persona (o las que vengan con tu pareja) y aprender un nuevo papel en tu vida que requiere de mucho cuidado y precisión, y la verdad es un ejercicio de amor que solo puede ejercerse de la mano de Dios, por que el amor por tu pareja no es suficiente.

Tu ego debe ser dominado y en lo posible, eliminado.  No solo porque toca dejar atrás cualquier resentimiento o dolor que puedas sentir por tu ex pareja para que tus hijos estén bien, al fin y al cabo, ellos no tienen culpa de nada y merecen seguir viendo a sus padres o madres que ya no viven con ellos – eso no se cambia y ese lugar no se ocupa – sino también, porque toca recibir como propios a los que llegan y toca entregar a los propios a los que llegan.  Situación a la que se enfrentan otras clases de familia conformadas de distintas maneras, niños que se quedan con sus abuelos porque sus padres emigraron, padres que adoptaron niños, tíos que integraron al hijo de uno de sus hermanos a su familia, entre otras, todas ellas también luchan día a día por ser la mejor familia del mundo para que sus miembros sean felices.

El diccionario de la Real Academia da un significado de familia más justo que lo que muchos personas definen a familias como la mía, pero de la mano de Dios todo se supera.  La tarea no es fácil, siempre ser “distinto” hace las cosas complicadas, pero la vida de uno no debe ser calificada por otros, uno no lo puede permitir,  se debe de seguir adelante y hacer lo mejor posible dentro de la realidad que le ha tocado vivir.

A esas familias que muchos llaman “disfuncionales” y muchos otros llamamos “reconstruidas” mi más grande admiración y respeto.  Nadie sabe por que llegaron a donde están, pero tienen el derecho de mejorar, corregir y continuar, y sobre todo, merecen ser felices.

Esta es la semana de la familia y eso es lo que somos.

lunes, 25 de junio de 2012

MORALIZADORES



La semana pasada me pasó algo gracioso, estaba manejando en una avenida de doble vía, (un carril para cada lado) que tiene mucho tráfico, especialmente, en horas de entrada y salida de estudiantes del colegio y la universidad que hay sobre esa calle.  Venía tranquilamente  por mi carril y como estábamos parados, decidí ver mi celular para poner una canción, repito, estábamos parados en el tráfico.  De pronto, una señora me pita insistentemente, muy insistentemente y con puras señas me reta para que no use el celular.  Lo gracioso del caso es que mientras ella me pegaba gritos de lo que “no se debe hacer” ella me rebasaba por la derecha y hacía doble fila donde no se puede.  Yo al principio no entendí que le pasaba, luego de recibir semejante retada, me puse a pensar… ¿que le pasa?  Se pone histérica por que según ella estoy usando el celular -cosa que no era cierta, estaba poniendo música mientras el carro estaba parado- y ¿no se da cuenta que es ella quién infringe la ley?  ¿Cómo alguien puede ser tan osado de casi insultar a otra persona por algo que “no se debe hacer” mientras ella misma comete una falta?

¡Es que este mundo esta lleno de gente así!! ¡Puro moralista! Es más fácil ver los errores del resto, hasta enojarte, dar cátedra de lo que se debe o no hacer, de lo correcto o incorrecto y jamás te pones a ver los errores que cometes.
Pasamos mucho tiempo preocupándonos por lo mal que actúa el resto o por lo que no hacen y deberían (según nuestro sabio criterio, claro está) y nos peleamos, ¡hasta nos amargamos! por que las personas no piensan como nosotros… por que están “equivocados”.

Cuántas situaciones no se mejorarían si paráramos a ver nuestros errores primero y nos preocupáramos por corregirlos.  Hay muchas causas justas en el mundo que por la intolerancia y la falta de humildad de quienes la lideran, pierden su objetivo y terminan en guerras, en rompimientos, en distanciamientos, en muerte.
Cuánto ganara la sociedad si primero nos preocupáramos por trabajar en nosotros mismos, dando tal vez, una mínima opción, una posibilidad, de que el otro tiene algo, tal vez algo, de razón en lo que dice o piensa.  Preguntando primero, antes de dar por sentado que el otro es un imbécil y hace todo mal, aceptando que puede haber otra forma de hacer las cosas, de sentirlas, de percibirlas, de hacerlas.  Además, que haciendo bien lo que nos corresponde aportaríamos con quienes nos rodea:  familia,  trabajo, congregación, etc., logrando un fenómeno de expansión, contribuyendo a que la sociedad sea mejor, siendo parte activa de este gran engranaje.
¡Y es que tenemos tanto que hacer de nuestras narices para adentro! Pero no, es más fácil ver la paja en el ojo ajeno.

Así, por ejemplo, esa señora que pito insistentemente tratando de corregir en mi algo que según ella estaba haciendo mal yo, se hubiese preocupado mejor por no hacer doble fila, por ella no infringir la ley, para luego, pretender meterse en la vida del otro.  Así también, nos preocuparíamos por educar a nuestros hijos bien y no ver lo malcriados que son los hijos del resto.
Nos preocupáramos por trabajar en nuestro matrimonio y no en corregir el compromiso de la otra persona.
Los gobiernos se preocuparían más por la responsabilidad adquirida, que por  insultar o minimizar el trabajo de sus opositores y antecesores.
Quienes tienen a su cargo la enseñanza de la fe se preocuparan por predicar la palabra de Dios y así convertir al mundo, sin necesidad de hacer señalizaciones o usar adjetivos inmisericordes, como ha ocurrido en algunas ocasiones.
No perdamos el horizonte, que seamos buenos en algo no quiere decir que no tenemos nada más en que trabajar o que tenemos la autoridad para ir por el mundo dando cátedras de moral.

Es difícil, pero la idea es tratar.  Dejar de buscar culpables y a quienes volcar nuestro complejo de maestros. 
Intentar hacer bien nuestra parte para luego pretender moralizar al otro.

Por lo menos yo, creo que vale la pena el experimento.



Quien no sabe bailar, le echa la culpa al piso.
  Orson Welles

miércoles, 6 de junio de 2012

DON' T TAKE IT FOR GRANTED




Antes de empezar aclaro que amo mi idioma y si pudiera hacer que todos hablaran español ¡lo hiciera! 
Es el más lindo del mundo... Pero hay expresiones que en otros idiomas, como por ejemplo, el inglés, suenan ¡Perfectas! Y no hay traducción que las haga sonar igual, o por lo menos para mi.
Eso es lo que me pasa con una de mis favoritas: "Don' t take it for granted".   (Suena raro decir, “no lo tomes de gratis” o algo así…)

Siempre he querido escribir sobre su grandeza, encierra tantas actitudes que observo en muchas personas cuando creen que se merecen todo, cuando dejan de valorar, cuando dejan de decir "gracias".
¿Te has puesto a pensar a cuantas personas debes de decirle "gracias"?  bueno, puedes empezar a pensarlo...
Gracias a tus padres por todo lo que te dieron, educación, cariño, paciencia, regalos, una vida feliz y completa, gracias a eso, eres una buena madre/padre, eres cariñoso y tratas bien a tus hijos; o, gracias a tus padres que no fueron tan dedicados, porque cometieron muchos errores, ya que eso te ayudó a ser más exigente contigo mismo, a corregir tu vida gracias a los tropezones de otros, a ser más fuerte, a ser mejor padre/madre de lo que fueron contigo.
Gracias a tu pareja, porque ha sido el mejor esposo, te cuida, te apoya, te hace feliz y te hace sentir cuánto lo necesitas y amas en las buenas y en las malas; o, gracias a tu ex esposo o novio, porque gracias a esa experiencia, eres mejor, te amas más a ti mismo, estás más seguro de lo que quieres para ti y porque incluso te dio una nueva oportunidad para amar.  Te diste cuenta que hay segundas y mejores oportunidades.
Gracias a tu jefe, porque te dio la oportunidad de trabajar en lo que quieres, confió en ti y te permitió crecer profesional y económicamente; o, gracias a ese jefe que te trató mal, porque gracias a él conociste el coraje de decir hasta aquí aguanto, tuviste fortaleza para renunciar y buscar algo mejor, porque te ayudó a madurar, a que confíes en tus sueños y te vayas detrás de ellos.
Gracias a tus amigos, que incondicionalmente te acompañan, que han dado su hombro para que te apoyes todas y cada una de las veces que necesitaste llorar y abrazarte de alguien, por sus consejos y por escuchar cada cosa que te pasa, por que te enseñaron el valor de la amistad y su grandeza; o, gracias a esos cuasi amigos que te traicionaron, que te dejaron cuando más los necesitaste, porque te ayudaron a saber desconfiar de la gente, a ser más observador y a escoger mejor a quienes quieres a tu lado, te enseñaron a ver lo importante del ser humano y como no debes ser como amigo.
Gracias a Dios, que esta siempre a tu lado para permitirte tomar la decisión acertada y acompañarte en cada momento, que te permite seguir experimentando el amanecer, la sonrisa de tu hijo, el abrazo de tu amigo, el beso de tu pareja, la recompensa de un trabajo terminado, la alegría de vivir.
¿Te has puesto a pensar cuántas veces se te pasa estas y otras cosas más de largo, creyendo que no vale la pena agradecer y valorar?
 En fin... ¡Hay tanto que valorar en la vida y es gratis! (como la majestuosa luna de estas últimas noches) Sueño con la idea de un mundo con gente agradecida, dejando de pensar que se lo merecen todo... exigiendo, olvidando y no apreciando. 
Estoy convencida que cuando uno es agradecido, se puede ser feliz.  Se valora más la vida, a la gente que está a su lado y a las oportunidades que se le presentan; descubre regalos escondidos y encuentra paz.

Así que…
Don' t take it for granted.  Para, observa, disfruta.



martes, 14 de febrero de 2012

eres el final y eres el inicio

Tu me escuchaste, me comprendiste, me conociste, me aguantaste y sobre todo me esperaste.

Supiste comprender el duelo, el tiempo con los hijos, la necesidad de los amigos, lo oportuno de una salida, de un buen trago y un momento divertido... a pesar que no compartías esas necesidades.

Fuiste quien me acompaño en mis inseguridades y me ayudó a transformarlas.

Quien me dio esperanza y quien a pesar de mis palabras duras y verdades dolorosas, tuvo la paciencia suficiente para darme tiempo y callar.

Fuiste la seguridad que la relación necesitaba... y es que tu trabajaste y remaste por dos, siempre dijiste que sabías a donde te dirigías.

Conociste mis más obscuros secretos y seguiste a mi lado.

Sabes mis más grandes necesidades y me ayudas a vencerlas.

Estas consciente de mis defectos y caminas conmigo en mi deseo de mejorarlos.

Adquiriste un papel en mi vida y con mis hijos, que nadie te pidió, pero que siempre supiste era necesario.

Alimentaste esperanzas pero con la suficiente paciencia para tomar, lo que poco a poco te ibas ganando, en su debido tiempo.

Permitiste que conociera toda tu vida y que me enamorara...

Hiciste que vuelva a confiar, que vuelva a entregarme y que vuelva a amar.

Me enseñaste a recibir y sentirme cómoda con eso.

Me diste la oportunidad de dar nuevamente...

Creíste de mi lo que tu mismo conociste, no lo que otros decían, así como yo me enamoré de lo que me permitiste ver y sentir.

Compartes conmigo alegrías pero también penas y frustraciones de una parte de mi vida que decidiste cargar conmigo a pesar de que nada de eso fue en tu tiempo.

Eres la prueba de que se puede amar intensamente, dejando atrás el pasado y sentir que cada nueva oportunidad que Dios ofrece puede ser maravillosa y mejor de lo que se espera.

Eres el final y eres el inicio.

Eres a quien quiero a mi lado.

Te amo Santiago.