¿QUIÉN DIJO MIEDO?
miedo.
(Del lat. metus).
1. m. Perturbación
angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.
2. m. Recelo o
aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.
Cuando busqué el
significado de la palabra "miedo" en el diccionario pensé encontrar
algo relacionado o semejante a la descripción de una fobia. Es común que si
alguien pregunta ¿a qué le tienes miedo? Te imaginas que se refiere al típico
miedo a la obscuridad, a las alturas, a los animales, etc... Pero no, me dio
mucho gusto encontrar lo que encontré y de lo que quiero hablar.
A veces uno tiene
tantas ganas de hacer o emprender algo y de pronto, se paraliza; o, a veces,
uno ha tomado una decisión y de pronto un escalofrío se toma nuestro cuerpo y
sentimos terror de lo decidido; o empezamos a cuestionarnos una y otra vez si
hicimos lo correcto... y así, mil casos
más. ¿Inseguros, precavidos, complicados? No sé si también hay algo de eso,
pero estoy segura que lo que si hay es “miedo”.
Éste sentimiento
si bien a veces nos funciona para detenernos y pensar mejor en dar un paso
adelante en nuestras vidas, puede terminar siendo de lo más dañino y
contraproducente. Sin darnos cuenta - y así nos consideremos: fuertes,
valientes y luchadores - llega un momento en que nos atrapa, nos hace actuar de
manera equivocada, lastimando a quien esta relacionado con ese miedo, o frenándonos,
no permitiéndonos ser, actuar o avanzar.
El miedo no solo
es frente a una decisión, el miedo se presenta también cuando empezamos a tener
un sentimiento por alguien, y dependiendo de nuestras experiencias, este miedo
puede coger fuerzas inexplicables, haciéndonos perder oportunidades
importantes... y ni qué decir si se mezcla con el ego: ¡Explosión!
Pero es justo en
ese momento, cuando lo detectas, que el poder regresa a tus manos, es el
momento de decir: no quiero tener miedo, quiero permitirme vivir esto o
aquello, luchar por algo o simplemente dejarme llevar, al fin y al cabo qué es
lo peor que puede pasar ¿qué nos equivoquemos? Entonces, con mayor razón,
vencer el miedo es válido, porque esta vida no es otra cosa que un cúmulo de
experiencias: alegrías y tristezas; aciertos y derrotas. Experiencias que nos hacen sentir vivos.
Ése miedo no
debería ser la razón para que uno deje de amar, para que uno decida salir de ése
trabajo que te atormenta, para que uno decida emprender el sueño de su vida,
para que uno decida hacer el viaje que tanto ha querido. Ése miedo no debe ser
la razón para que uno deje de confiar en uno mismo y buscar la realización
personal. No se puede permitir que nos haga retroceder o pero aún, dejar de
avanzar.
El miedo también
está ligado con nuestra necesidad de tener el control de la cosas, una vez que
las situaciones se salen de nuestro alcance o implican decisiones de terceros,
el miedo toma fuerza y nos lleva a vivir momentos de angustia y desesperación.
Incluso está ligado con los conceptos que tenemos arraigados en nuestro
subconsciente y que nos obligan a cumplir con estructuras sociales, religiosas
y políticas que nos limitan y nos indican cómo "deben" ser las cosas
para considerarlas "normales", es por ello que cuando algo fuera de
esos parámetros ocurren, el miedo se apodera de nosotros.
Así también,
cuando hemos sufrido la enfermedad de un hijo, el fracaso de un negocio, la
pérdida de un ser querido o cualquier situación de dolor, el miedo es el
primero en aparecer y bloquearnos para "protegernos" de que algo así
se repita. Suena a protección, o sea, a algo bueno, pero no es nada más que una
nueva barrera.
"¿...y si es
qué esto pasa?", "¿y si me lo hacen de nuevo?", "¿y si
fracaso?", "¡hubiera hecho otra cosa!", "mejor no tomo la
decisión por ahora", "¿y si no es para mi?". Ésas son, entre
muchas más, las frases que vienen a nuestra cabeza cuando dejamos entrar al
miedo… y mejor no entro a mencionar las frases que podemos decir cuando el
miedo se toma de la mano del ego y deciden hablar. ¡Explosión! Ooootra vez.
En todo caso,
puede ser que ésto no te haya ocurrido y te parezca de locos... En cuyo caso me
alegro por ti; pero si la situación te parece conocida, sabrás que existimos
unos cuantos por ahí que pertenecen a tu grupo, que luchan día a día por dejar
de controlar las situaciones, por intentar vencer miedos y buscar arriesgarse,
que tratamos de convencernos que no hay mejor decisión que irse con todo, que
cuesta un montón y que muchas veces el miedo gana la batalla, pero que tenemos
claro, que las experiencias, con cualesquiera que sean sus consecuencias, no
podemos dejar de tenerlas.
No es cualquier
dicho el que reza: vida solo hay una. Y
es que indistintamente de tus creencias, ésta vida, la que estas viviendo solo
es ésta, es una sola y no se vuelve a repetir.
Perderla paralizándote no es justo.
El miedo nos cierra puertas, nos hace desaprovechar oportunidades, nos
hace sentir inseguros de lo que somos, de lo queremos, de lo que
anhelamos. Nos impide ser felices.
A vencerlo
entonces, vivir y experimentar, al fin y al cabo ¿quién dijo miedo?