domingo, 19 de junio de 2011

Señora Divorciada


Este tema lo he tenido entre ceja y ceja desde que, obviamente, me divorcié.  Sin embargo, debo aclarar que lo que pondré en estas líneas lo he pensado siempre. Cuando fui soltera, cuando estuve casada y ahora que soy divorciada.

Llama la atención como el status de una mujer puede de un momento a otro situarla de "señora" a posible "mujerzuela".  Es como si el tener un esposo al lado, de pronto te convierte en una dama y el ya no tenerlo, sin importar el porqué, te convierte en un sinnúmero de cosas que te bajan de nivel, hasta llegar incluso, a ser una amenaza para la sociedad.  La verdad no entiendo por qué, no sé en qué momento los valores y los principios tienen relación alguna con el estado civil de la persona, como si el estar casada fuese sinónimo o garantía de que una mujer es buena. 

Hay personas que dejan de verte y de tratarte como antes, hay quienes se alejan, quienes ya no conversan contigo con tanta afinidad como antes, siempre hay la que te hace el comentario desubicado, hay incluso, quienes creen que porque estás conversando con su marido se lo vas a quitar, ¡Esto es tan gracioso! No se por qué hay esta creencia de que la mujer divorciada busca marido... ¡Pero si acaba de salir de uno!!! ¡Cómo va a querer otro!!! ¡Y peor aún, que esté en uso!!! Realmente es ridículo este pensamiento y ni qué decir si de pronto la mujer divorciada sale con otro divorciado, sus movimientos llegan a ser estudiados, calificados, analizados y demás, por amigas, familiares de su exmujer, y su nombre o reputación entra en juego nuevamente, dependiendo si hay intención de dañar o no.   He visto tantos casos... pero esto, sobre todo, radica en el concepto negativo que hay sobre la  mujer divorciada.

La mujer sin principios, sin valores, sin escrúpulos ¡existe! Y hay bastantes, nadie lo niega, pero se las encuentra en cualquier status, solteras, divorciadas, viudas y hasta casadas y de estas últimas hay muchas también... de igual forma existe la mujer valiosa, indistintamente si esta casada o divorciada, gorda o flaca, si es rubia o es morena, si trabaja o no. 

El trago que te tomabas como mujer casada nadie lo comenta, el que disfrutas como divorciada te convierte en cuasi alcohólica despechada.  La diversión que podías proyectar bailando en un lugar público como mujer casada esta bien, pero lo mismo divorciada, estás por mal camino; el levantar interés en personas del sexo opuesto cuando estás soltera te convierte en una mujer interesante, si estás divorciada, te convierte en busca hombres o eres el chisme de la semana.

Lo más descarado es cuando te enteras que la gente opina y hasta sentencia cómo deberías actuar, por ejemplo:  cuándo deberías salir con alguien, cuándo es "lo aceptado", cuándo no, hay quienes hasta opinan si deberías o si no, cuándo tu nueva pareja debería de conocer a tus hijos y cuándo tú a los de él (en caso que existieran).  Es que de pronto todos opinan con un dedo inquisidor y todos son mejores que tú por el simple hecho de estar casados.  Uno se sorprende primero, luego aprende a ponerse mantequilla...

Cuando conversas con algunas mujeres divorciadas te das cuenta de que su necesidad sentimental está basada en la cautela, en la espera... Que si bien no huye del compromiso, no está desesperada por vivirlo.  Una mujer divorciada se encuentra con la necesidad de encontrarse a sí misma, de valorarse, de amarse y eso toma tiempo y eso se hace sola, sin ayuda de nadie más que de Dios.

El "señora"  es un calificativo que se lo gana en el transcurso de la vida, no viene de gratis con el status.

Me queda claro que no todo el mundo tiene la capacidad de entender esto, pero una vez más... ¡Tenía que decirlo!

viernes, 10 de junio de 2011

mi primer blog... no se por dónde empezar


Siempre he querido escribir, pero no se por donde empezar.  Ha habido mucho momentos en mi vida en que he vivido ciertas situaciones y me he dicho, esto es digno de escribir, pero la situación pasa y no lo hago.
No se si le pasa a la mayoría de las personas pero mi necesidad por hablar de lo que me pasa u ocurre alrededor es inmensa.  Muchas veces esta necesidad me ha traído algunos inconvenientes, recuerdo cuando hace muchas años atrás uno de mis jefes en unos de los canales de televisión en los que trabajé me advertía sobre los problemas que tendría por no educar mi lengua, uno de mis compañeros, uno muy querido por cierto, me dijo también, que parte de mi “imprudencia” era por mi inmadurez, que esto lo comprendería después.  Efectivamente así fue, luego que uno avanza en esto de la madurez se da cuenta de ciertas cosas, pero lo dicho, dicho está y lo hecho, hecho está, pero eso es parte de la vida aprender y seguir.  Pero, si bien es cierto, aprendí de estos dos consejos, mis ganas de seguir hablando no se van, es que esta necesidad de expresarme es mas fuerte que yo.
A veces siento que tengo tanto para decir que luego no encuentro el inicio de las ideas para expresarme, tal vez por eso comencé a callarme… debo de admitir que la lengua la he aprendido a controlar, sobre todo aprendí a que es mejor callar las cosas que no aportan, ni para uno que las dice ni para el otro que las escucha.  Por si acaso esto no tiene nada que ver con ser chismosa, esto tiene que ver con ese sentimiento de hablar y de decirlo ¡todo!! Es que uno ha sido educada en un mundo libre, democrático y se siente con este derecho de hablar a veces avalado por la honestidad, pero cuantas veces no me ha pasado que esa honestidad me ha metido en líos…  No ha todo el mundo le cae bien la gente como yo.
Creo que a pesar de todo no me arrepiento de las cosas que he dicho y es que uno no debe de arrepentirse de su opinión, eso ¡jamás!! Lo que se debe medir es la forma y respetar también que así como esta el derecho de expresarse, esta el derecho del otro ha decirte que no le gusta tu opinión, pero eso es lo maravilloso de hablar, opinar, contar, expresar, decir, que ¡todos salimos enriquecidos!!! Incluso cuando uno escucha estupideces (o lo que para uno es estupidez) aprende, ya sea para no repetir tamaña idiotez o para agradecer que no es uno el que esta diciendo eso… Es que es tan gracioso esto de hablar, y es que siempre hay quien se cree dueño de la verdad y actúa como si su opinión fuese la única respetable, eso si que me hacer reír, prefiero escuchar un comentario idiota con humildad que un comentario “culto” con tintes de grandeza, pero en fin, una vez más esa es la maravilla de libertad de expresión, una frase muy “publicitada” últimamente, sea por quienes dicen querer garantizarla o por quienes demuestran diariamente su valentía en defenderla.
Este primer blog esta escrito en honor a todos y cada una de las personas que creen en su libertad de hablar, de expresarse, de contar, de informar, de decir su pensamiento, siempre válido, siempre importante, siempre con derecho a comunicarlo.
No importa que piensen de lo que digas, lo importante es siempre tener el derecho de decirlo.